lunes, 2 de mayo de 2011

LA GUERRA FRIA PARAPSICOLOGICA


La parapsicología soviética.



 Curiosamente, la primera vez en que la parapsicología pasa a tener un carácter de estado fue en la recién creada URSS. Lo de la vida después de la muerte, las casas encantadas y los espíritus, por supuesto, se descartó como superstición. Pero precisamente debido a su carácter en apariencia científico, algunas de sus materias menos religiosas como la telepatía, la telequinesis y la visión remota(clarividencia) pasaron a ser materia de estudio para el Instituto del Cerebro Bekhterev de Petrogrado, que pronto pasaría a llamarse Leningrado.

El investigador jefe fue Leonid L. Vasiliev, miembro de la Academia de Ciencias de la URSS, quien decidió trabajar a partir de los estudios sobre disociación del francés Pierre Janet, los del psicólogo A. G. Ivanov-Smolensky y el libro Transferencia del Pensamiento de B. B. Kazhinsky (1923). Pronto incorporaron una nueva materia, que llegaría a convertirse en una especialidad de la parapsicología soviética y que podríamos llamar tele-bioelectromagnetismo; supestamente, la capacidad de detectar, amplificar y emitir señales telepáticas mediante equipos electrónicos, así como la posibilidad de influir a distancia sobre plantas u otros seres vivos. La expresión más conocida de esta especialidad parapsicológica soviética es, por supuesto, la fotografía Kirlian.




Diversas fuentes aseguran que Vasiliev y sus colaboradores del Instituto Bekhterev publicaronpapers notables al respecto en 1934, 1936 y 1937. Sin embargo, en este último año, Stalin comenzó a cansarse de la ausencia de resultados prácticos mientras la Segunda Guerra Mundial se avecinaba ya. Por otra parte, las sospechas de superstición y parareligiosidad sobre todo el tema iban siendo cada vez mayores, lo que seguramente no gustaba mucho a los ideólogos del Politburó. A finales de 1937, pese al ascenso del nazismo con su Ahnenerbe esotericista dando vueltas por todo el mundo, el autócrata suspendió la financiación de estos trabajos y disuadió su continuación por cualquier otro medio. Así, la parapsicología soviética desapareció durante los siguientes veintidós años.




El incidente del USS Nautilus.


En este contexto, ocurre un suceso bastante curioso. La popular revista francesa de divulgación científica Science et Vie, en su número de febrero de 1960, publicó un artículo de portada donde se afirmaba que la Armada Estadounidense había logrado ponerse en contacto con un submarino atómico sumergido bajo el hielo polar –el USS Nautilus– por medios telepáticos. Al parecer, el joven periodistaque lo firmaba fue engañado por un magufo habitual de origen ruso, fuertemente anticomunista y vinculado con labores de espionaje durante la Segunda Guerra Mundial, llamado Jacques Bergier (Yakov Bergier).

Resulta imposible saber a estas alturas si todo fue una invención de Bergier o alguien le sugirió la idea a su vez; el experimento, en todo caso, nunca existió. El caso es que Science et Vie era una de las revistas extranjeras más populares en... la Unión Soviética, sobre todo desde que Francia empezara a alejarse de la OTAN con Charles de Gaulle, en 1958.

El artículo de Science et Vie provocó una reacción instantánea en la URSS. Los Estados Unidos negaron que el experimento hubiera existido, lo que naturalmente no hizo otra cosa que exacerbar la histeria de los soviéticos. Y el caso es que era verdad, pero Science et Vie tenía –y tiene, merecidamente– mucho crédito y varios cuadros dirigentes de la potencia del este se tragaron el artículo entero. En Magonia resumen muy bien lo que sucedió a continuación.


Leonid Vasiliev, el J. B. Rhine soviético cuya historia cuento , emergió de debajo de las piedras estalinistas. Desde su Instituto Bekhterev de Leningrado, comenzó a decir a todo el que quisiera escucharle que la URSS debía "abrir la mente" y ponerse las pilas en el campo de la parapsicología antes de que los guerreros psíquicosnorteamericanos les derrotaran sin disparar un solo tiro. En este mismo año de 1960, el doctor Vasiliev se dirige a varios científicos soviéticos notables con las siguientes palabras:

"Desarrollamos investigaciones extensas y hasta hoy no publicadas durante el régimen de Stalin. Hoy, la Armada Estadounidense está probando la telepatía en sus submarinos atómicos. Los científicos soviéticos desarrollamos muchas pruebas muy importantes [en el Instituto Bekhterev] con gran éxito hace un cuarto de siglo. Es urgente que nos deshagamos de nuestros prejuicios. Debemos lanzarnos de nuevo a la exploración de este campo vital."

Dotados esotéricos y auras espirituales en la Unión Soviética.
El miedo y la paranoia de la Guerra Fría hizo el resto. La URSS de Khruschev, que acababa de poner en órbita el Sputnik, a Laika y se disponía a hacerlo con Gagarin, determinó que no podía quedarse atrás en guerra psíquica. El Instituto Bekhterev recibió de nuevo los fondos y recursos que Stalin les había retirado a finales de los años 30, y con él una montaña de centros de investigación por todo el inmenso país (sobre todo en Leningrado, Moscú, Kiev, Novosibirsk y Járkov). El número de investigadores y estudiosos se multiplicó. Las publicaciones populares de la superpotencia atea se llenaron de referencias a las fuerzas de la mente, el aura y las experiencias próximas a la muerte. Los ideólogos materialistas-dialécticos del Partido Comunista y los encargados de la represión religiosa en el KGB flipaban en colores ante esta avalancha paranormal. Al principio, sus protestas fueron desoídas: abandonad los prejuicios, abrid la mente, nuestra supervivencia está en juego, no podemos estar por detrás de los capitalistas en ningún campo o nos aniquilarán.



En 1961, la fotografía "del aura" Kirlian –por Semyon Kirlian, de Krasnodar, originada también en los años '30– comienza a aparecer en las revistas soviéticas sobre fotografía. En 1962, numerosas instituciones científicas de la URSS están trabajando también sobre este asunto de las auras. Otros se dedican al efecto de las ondas psi sobre plantas, animales y personas, a palo seco o amplificadas mediante medios electrónicos. Los doctores Nikolaiev y Kamensky desarrollan un presunto método para transmitir mensajes en código Morse por telepatía.


Inevitablemente, pronto surgió una generación de dotados: gente que parecía tener poderes psíquicos y que estos laboratorios e instituciones se rifaban. La más conocida fue Nina Kulagina, una ama de casa cuarentona, cuyas imágenes moviendo objetostelequinésicamente darían la vuelta al mundo en años posteriores. Pero también Rosa Kuleshova, una paciente mental de 22 años que supuestamente podía sentir cosas con los ojos tapados, como textos escritos, colores o huellas dactilares; esto se denominó visión paraóptica, y probablemente era un simple truco de prestidigitación. O Boris Ermolaev, que aparentemente levantaba cosas con las manos sin tocarlas (sin coñitas), al que luego se descubrió usando un hilito muy fino. Y por supuesto la histriónica maestra de escuela Alla Vinogradova y sus tubos móviles (mediante electricidad estática...). Daba igual. Al igual que le ocurriera a Rhine años antes, pese a descubrir varios de estos fraudes la investigación siguió adelante porque sin duda había un fondo de verdad. En 1963 se organizaba el primer congreso pan-soviético de parapsicología, al que fueron invitadas muchas personas extranjeras, incluyendo occidentales.

Sin embargo, allá por 1967 los detractores de la nueva arma comenzaron a recuperar el terreno perdido. Entre eso y lo de los OVNIs que iba llegando por la prensa occidental, el destacado piloto militar y dos veces Héroe coronel-general Pavel Kutakhov –que pronto se convertiría en el comandante de la Fuerza Aérea Soviética– se despachó a gusto varias veces sobre el tema con el lenguaje que cabe esperar en un veterano soldado ruso. La Academia de Ciencias de la URSS se negó persistentemente a aceptar como miembro a ninguno de estos investigadores, aunque algunos de ellos lograron acceder a academias regionales y de menor entidad. El muy leído diario ateo Ciencia y Religión cargó contra ellos número tras número. Pravda empezó a sacar artículos ridiculizando la parapsicología y la credulidad en general. Su argumento central resulta predecible y obvio: esto es un fiasco, esto es superstición religiosa, esto es un fraude de prestidigitadores, esto siempre parece que va a dar resultados y nunca los da, ¿dónde están las pruebas científicas que prometen? Mientras tanto, el nuevo director del KGB –un tal Yuri Andrópov–, observaba todo el asunto con ambigüedad y silencio.

Trampas en las trampas en las trampas, fintas en las fintas en las fintas...
En apariencia, lo que ocurrió fue que la parapsicología se convirtió efectivamente en un arma de la Guerra Fría... pero económica y disuasoria. En ambos bandos, hubo un sector creyente y un sector escéptico en posiciones de poder. El papel de los creyentes fue cándido y no tuvo mucha doblez. El de los escépticos, en cambio, fue bastante más retorcido; todo sea dicho en justicia. Pues los escépticos fumaban por las orejas de cabreo ante lo que consideraban una pérdida ridícula de tiempo y dinero; pero algunos de ellos, los más brillantes, se daban cuenta de que podían utilizarlo para fomentar la credulidad del otro bando e incitarles a invertir cada vez más tiempo y dinero en algo inútil, así como asustarlos haciéndoles pensar que ellos estaban más avanzados en "guerra psíquica". O algo parecido.


Sólo así tienen sentido algunas cosas. Uno puede imaginarse, por ejemplo, la cara de pasmo del jefe de Asuntos Religiosos del KGB cuando le comunicaran que la URSS –ni más ni menos que la URSS– iba a organizar a bombo y platillo la Primera Conferencia Mundial de Parapsicología (1968)... y que el director Andrópov no tenía nada que objetar. Por supuesto, con la presencia de toda clase de médiums, gente con poderes, espiritistas a tutiplén, investigadores de lo paranormal y una montaña de invitados norteamericanos y del resto del mundo que se dedicaban a estudiar cosas como la vida después de la muerte, el destino del alma y sus interacciones con los vivos, las experiencias cercanas a la muerte, el aura, la reencarnación o las casas encantadas. Existía el precedente de 1963, pero no de este calibre ni con tanto alcance.

A ver si nos entendemos: aquello era la URSS, tovarich, ya sabes, donde los rojos ateos con cuernos y rabo y todo eso. El país en el que apenas quedaban mezquitas, sinagogas ni iglesias; no exactamente una eco-feria new agepastelosa con paz, amor, buen rollito y foto de tu aura a veinte euros. Y los muy jodíos montaron lo que probablemente fuera el congreso parapsicológico más chulo de la historia de Europa. Repartieron visados como si aquello fuera Cancún en vez de Moscú (sobre todo, a los estadounidenses). Permitieron la entrada de toda clase de cámaras y grabadoras; por si acaso alguien se perdía algo, allí estaba la televisión soviética para filmarlo también. Toleraron que todo el mundo hablara con todo el mundo de lo que le diese la gana. Hubo desde séances espiritistas con tablero ouija y todo (¿has visto alguna vez una condenada güija en cirílico?) hasta sesudas conferencias sobre psicotrónica y actividades para la infancia por cuenta de las muchachas del Komsomol. Durante unos días, la capital atea del mundo se convirtió en el escaparate global de toda clase de magufadas. Demonio, yo habría pagado buen dinero por estar entre los organizadores, porque se lo tuvieron que pasar pipa: conferencia mundial de parapsicología en la URSS, ¡yeah! Lo más parecido que se me ocurre es montar una asamblea antiglobalización en la Bolsa de Nueva York por iniciativa del Fondo Monetario Internacional.

De esta conferencia (y sus preparativos, en 1967, cuidadosamente filmados también por la TV soviética) son las míticas imágenes que dieron la vuelta al mundo y que en España Jiménez del Oso y RTVE nos metieron hasta en la sopa. Por ejemplo, este famoso video de la dotada Nina Kulagina:






Todo el mundo volvió a casa encantado de la hospitalidad soviética y maravillado de sus grandes avances en la nueva ciencia. Entonces, empezaron a ocurrir cosas en los Estados Unidos; algo muy parecido a una histeria, visto en perspectiva. Ya se puede imaginar la reacción:abandonad los prejuicios, abrid la mente, nuestra supervivencia está en juego, no podemos estar por detrás de los comunistas en ningún campo o nos aniquilarán.

Después de años languideciendo, de pronto aparecieron grandes cantidades de dinero para la investigación parapsicológica, cuya defensa salta de pronto desde los ambientes hippies y contraculturales a la élite científica y política. En 1969, la prestigiosa Asociación Americana para el Avance de la Ciencia –la sociedad científica más grande del mundo, editora de la revista peer-review Science– aceptaba en su seno a la Asociación Parapsicológica fundada por J. B. Rhine bajo la dirección de la conocida antropóloga Margaret Mead. En 1970 se fundaba en California la Academia de Parapsicología y Medicina. En 1971, el astronauta Edgar D. Mitchell realizaba experimentos telepáticos –supuestamente a título particular, con sus "amigos en la Tierra"– desde la nave lunar Apolo 14; tras regresar, creó el Instituto de Ciencias Noéticas (1973). En 1972, un documento ultrasecreto de la DIA –ahora desclasificado– advierte que la URSS se encuentra años por delante en toda clase de técnicas psíquicas que se extienden desde el control del comportamiento y la psicofarmacología hasta toda clase de magufadas:

Hay informes de que los soviéticos están entrenando a sus cosmonautas en telepatía como respaldo a sus sistemas de comunicaciones electrónicas. Se sabe que uno de estos sistemas incluye códigos telepáticos [...]

Los resultados de los experimentos del Apolo 14 están bien documentados con todo detalle y han sido publicados en el Journal of Parapsychology. La newsletter de la Universidad de California proporciona más documentación sobre los experimentos de Mitchell.

Hay numerosos informes sobre las aplicaciones soviéticas de la clarividencia, el hipnotismo, la radiestesia, etc. En el caso de los zahoríes, esto no resulta sorprendente, pues nuestras fuerzas han usado la radiestesia en Vietnam para localizar túneles y zulos del enemigo. Con respecto al control mental y el condicionamiento cerebral, un informe reciente señala que la Unión Soviética ha hecho grandes progresos en condicionamiento y entrenamiento emocional. Se enseña a los soldados a ajustar su tono emocional en situaciones de tensión y batalla. Se instruye a los astronautas para distorsionar el tiempo y aliviar el aburrimiento en el espacio exterior. [...]

Es significativo debido la energía y recursos destinados a estos trabajos en la Unión Soviética y también por sus implicaciones militares [...] Los aspectos más siniestros de la investigación paranormal parecen estar surgiendo en la Unión Soviética. ¿Por qué, si no, los investigadores soviéticos estarían haciendo declaraciones del tipo 'decidle a América que el potencial psíquico del hombre debe usarse para el bien'?"

Pronto surgieron más informes confidenciales que extendían este peligro a Checoslovaquia y Bulgaria. El Instituto de Investigaciones de Stanford, estrechamente vinculado a la agencia militar de proyectos avanzadosDARPA, comenzó a invertir millones de dólares de la CIA y la DIA en estudiar la llamada visión remota (clarividencia, vamos) bajo la dirección de los físicos Harold E. Putoff y Russell Targ. En 1975 se funda también laAsociación Internacional de Investigaciones Kirlian. La psicóloga Thelma Moss hizo lo propio desde el recién fundado Laboratorio de Parapsicología de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), realizando varios viajes a la URSS para mantenerse al día.

Es precisamente en torno estas fechas cuando los soviéticos parecen comenzar a hartarse del tema. Van retirando su financiación a todo el asunto y, aunque permiten que algunos de sus investigadores sigan adelante, les van cortando las alas. Incluso llegan a producirse algunas detenciones de los demasiado entusiastas en 1975; no les pasó gran cosa, pero desde luego desanimó mucho a los demás. Lo que podría leerse en clave de "ya vale con la broma". O no. O todo lo contrario. El caso es que a partir de entonces la parapsicología soviética empieza a languidecer. Desde 1978 sus publicaciones desaparecen casi por completo y va disolviéndose lentamente hasta la actualidad, reducida a un pequeño círculo de entusiastas y cierto interés popular.


Pero los Estados Unidos se han tragado el asunto entero y siguen adelante con gran ímpetu. En 1979 se crea el Laboratorio de Investigación de Anomalías en Ingeniería de la Universidad de Princeton. Mientras tanto, bajo el más absoluto secreto, el Gobierno de los Estados Unidos ha fundado un programa de investigación de millones de dólares y más de una década de duración: el Proyecto Stargate. Ya, sí, suena a coña, pero esabsolutamente real. ¿Su propósito? Estudiar las posibilidades militares de la telepatía, la clarividencia, la radiestesia y otras magufadas al uso. Como lo lees.

El proyecto Stargate.


No se sabe cuándo comenzó con exactitud, probablemente porque fueron varios programas paralelos, spin-offs progresivos de los estudios parapsicológicos del Instituto de Investigaciones de Stanford y otros de los lugares indicados. Lo financió la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA) y el Mando de Inteligencia y Seguridad del Ejército de los Estados Unidos (INSCOM), con al menos veinte millones de dólares de la época y probablemente bastante más a la luz de su extensión y alcance. Fue fomentado y dirigido al principio por el mayor-general Albert N. Stubblebine, un oficial de inteligencia peculiar que sería el responsable de rediseñar la infraestructura de espionaje del INSCOM entre 1981 y 1984; este mayor-general Stubblebine es más conocido por obligar a sus oficiales a aprender a doblar cucharas a lo Uri Geller, y recientemente por apoyar algunas de las conspiranoias sobre el 11-S.

El proyecto Stargate se extendió entre mediados de los '70 y 1995; varios de sus documentos han sido desclasificados con posterioridad, y por eso conocemos su existencia. Es todo muy rollo Expediente-X. El proyecto tuvo al menos seis fases diferenciadas, a saber:
SCANATE, el original, por cuenta de la CIA en el Instituto de Investigaciones de Stanford. Probablemente iniciado en torno a 1972. SCANATE es un acrónimo de scan by coordinate: esto es, a ver si algunos dotados eran capaces de localizar mentalmente objetos en coordenadas precisas. Uno de estos dotados fue Ingo Swann, de la secta de la cienciología, que luego tendría gran influencia sobre el proyecto. Muchos de los presuntos dotados del programa resultaron ser cienciólogos.
Gondola Wish, una derivación militar del anterior para estimar las probabilidades de que el enemigo (la URSS, vaya) estuviera localizando blancos en los Estados Unidos a través de la clarividencia.
Grill Flame, una formalización y extensión de Gondola Wish a mediados de 1978. Este fue el programa militar principal. De aquí salió la generación norteamericana de dotados, encabezada por el tal Ingo Swann; muchos se dedican hoy en día a sacar los cuartos a los crédulos con toda clase de actividades.

Center Lane, que fue Grill Flame bajo un nuevo nombre, desde 1983. Supuestamente habían desarrollado una metodología capaz de localizar con precisión blancos enemigos mediante telepatía o clarividencia, y la experimentaron en esta fase. Center Lane fue destapado por el legendario periodista de investigación y premio Pulitzer Jack Anderson en 1984. En 1985, una evaluación de Stargate realizada por la Academia Nacional de Ciencias resultó devastadora para el proyecto, sacando a la luz toda clase de sesgos sistémicos, errores metodológicos y simples fraudes. Este informe hizo que el Ejército sustituyera a Stubblebine por el teniente-general Harry E. Soyster. Soyster no ve claro el asunto y le retira la financiación.


  • Sun Streak, desde 1985. Cuando el Ejército retira la financiación, el proyecto pasa con este nombre a la Agencia de Inteligencia para la Defensa (código DT-S). En 1988 Soyster se convierte también en director de la DIA y está a punto de cancelarlo completamente, pero la CIA insiste en conservarlo aún un poco más.
    Star Gate, que le da su nombre genérico y fue adoptado en 1991. En este momento pasa de secreto a sólo discreto, y es privatizado al contratista SAIC (sí, los mismos que andan metidos en los mejunjes de guerra biológica).
Finalmente, en 1995 –ya acabada la Guerra Fría– un informe de los Institutos Americanos de Investigación le da la puntilla final. En él se viene a decir de un modo edulcorado que, evaluados los resultados de todos esos años de investigación, todo el asunto no sirve para nada.

Al mismo tiempo, la sociedad ha seguido evolucionando en direcciones nuevas y diferentes. Ya en los años '80, la parapsicología había ido perdiendo el favor del público a ambos lados del Telón de Acero, convirtiéndose en un asunto marginal. Y no digamos entre científicos. Sus pretensiones históricas de ser una ciencia pata negra ya no pudieron sostenerse por más tiempo, y colapsó; no se puede sostener una ciencia que no da ni un solo resultado verificable independientemente en más de un siglo de investigaciones. Eso, de hecho, es una característica central de las pseudociencias.

Simultáneamente, perdió su interés como arma de engaño económico y disuasorio (¿lo fue?). Por fin, todos esos institutos de investigación tan chulos fueron perdiendo sus presupuestos y cerrando poco a poco durante los siguientes años. El último en hacerlo fue el PEAR de Princeton, en 2007. Todo lo que quedan son asociaciones particulares y grupos universitarios de financiación privada, sobre todo en el Reino Unido (y un par en Estados Unidos). En la Rusia actual, hay algunos investigadores particulares de poca entidad.

Esta fue una guerra secreta de  magufos; una historia extraña de la Guerra Fría y la ocasión en que las pseudociencias se estudiaron durante décadas con grandes recursos y profundidad; telepatía, telequinesis, auras, psicotrónica, videncia. Y, a pesar de constantes declaraciones triunfalistas y grandilocuentes, los resultados fueron nulos. Como todas las pseudociencias, debido a sus sesgos metodológicos siempre parecen estar a punto de dar resultados, pero jamás los dan. Hoy por hoy, aunque mucha gente sigue creyendo en esas cosas, la ciencia las ha descartado por completo y prosigue su camino hacia el futuro sin ellas. Para bien.

2 comentarios:

  1. Creo que siempre surgirá nueva gente crédula con los fenómenos parapsicológicos. Recordemos que Uri Geller se hizo famoso y rico a nivel mundial doblando cucharas con el poder de su mente en programas de televisión.

    En Tele Cinco actualmente, hay un programa de amplio seguimiento donde una vidente dice hablar con los muertos.

    Y relacionado con el tema, está la película "Los hombres que miraban fijamente a las cabras", o algo así, sobre un proyecto militar USA de telepatía donde ensayaban con cabras, para ver si lograban influir en ellas mentalmente.

    ResponderEliminar
  2. Bucan,jajaja....¿Te imaginas a los SEALT mirando fijamente a una cabraaa? jeje

    ResponderEliminar

Redes espaciales