domingo, 29 de mayo de 2011

AHORA QUE ESTAMOS DESPIERTOS




¿Qué hace falta para que un político nos escuche? 


Hablaba ayer con un amigo norteamericano sobre el 15m. Tras explicarle las condiciones sociales que provocaron el inicio de las protestas, preguntó: ¿Y qué dicen los políticos? Nada, tuve que responder. Efectivamente, en 14 días hemos pasado de ser 40 personas durmiendo en Sol a 550 acampadas y puntos de apoyo en todo el mundo pidiendo responsabilidad fiscal, transparencia política, fin de la corrupción y participación cívica real en política. Sin embargo, los partidos y los medios de España, donde las protestas han comenzado, o no se han enterado de qué se pide, o desalojan a quienes protestan o hablan de otras cosas. Para los políticos, las elecciones lo han sido todo. Para los medios, el resultado de las elecciones, la reestructuración del PSOE y alguna otra cosa que no recuerdo son los asuntos sobre los que merece la pena discutir. Curioso: por afluencia, duración y originalidad estamos ante la mayor manifestación de nuestra historia, pero eso no parece importarles. Antes bien, en lugar de atención, ayer nos ofrecían más madera: nuevos casos de presunta corrupción, la prolongación de no se qué ERE y ese desalojo en Barcelona “para limpiar la plaza”.

Por si fuera poco, ni los políticos ni los medios se han tomado la molestia de emitir pareceres o valoraciones sobre lo que pedimos. Esto igual había que ponerlo en mayúsculas o mejor, venga, repetirlo: ni un solo político del PPSOE se ha molestado en comentar, valorar o analizar las propuestas de la mayor manifestación, por afluencia y duración, de nuestro país. Suena genial. Ante esto, como a Mourinho, sólo nos queda preguntar por qué: ¿es qué las propuestas están escritas en árabe?; ¿es qué son de difícil acceso? ¿es qué tienen miedo a algún troyano mortal oculto tras las páginas de DemocraciaRealya, tomalaplaza y asambleas varias?; ¿o es que los gritos de la gente el 15m, el 16m, el 17m, el 18m, el 19m, el 20m y el 21m eran como el de Michael Corleone en la escena final de El Padrino, cuando matan a la bella Sofía?


Una vez más, esta situación muestra que el antiguo diálogo de la política consigo misma está completamente separado del de la ciudadanía. En unos años, cuando todo esto haya pasado y una democracia real se haya instaurado no solo en España, probablemente recordaremos entre risas cómo se discutía sobre el sexo de los ángeles mientras el asalto de los turcos ya había empezado (y los turcos merendaban, hacían asambleas, se iban a dormir, etc). Lo recordaremos entre risas porque esta revolución tiene muchas cosas que las anteriores no tenían. Pero, más importante aún, no tiene lo que las anteriores solían tener: muertos, héroes, líderes e ideólogos. Y por eso, y porque es de sentido común, triunfa.


No obstante, una sola cosa sí convendría compartir con las revoluciones de antaño: la respuesta por parte de los poderes a los que se cuestiona. Seamos serios: si yo conozco las propuestas de las protestas porque tengo una conexión cutre a internet, ¿por qué los medios y los políticos no las conocen? O, ¿por qué si las conocen no las “valoran”? ¿Acaso necesitamos que alguien se ponga en huelga de hambre para que nos hagan caso? Ante cualquier otra manifestación siempre se han posicionado. Pero, ante esta, no. Por los palos que nos han dado parece que se han enterado de que no nos vale su sistema corrupto, servil e injusto; pero, ¿se habrán enterado de por qué y qué queremos cambiar? Y si es así, en lugar de pegarnos como si fuésemos animales, ¿podrían hacer alguna valoración de lo que pedimos?






Ni izquierdas ni derechas ni centro. Contra las palabras gastadas

Estamos en esto para que se imponga el puro sentido común. Nuestras preocupaciones sonla responsabilidad política, la responsabilidad fiscal y la participación civil en el nuevo espíritu político que se ha creado. Seguimos siendo de derechas, de centro y de izquierdas. Pero esas divisiones en lugar de ocupar todo el espacio de la discusión han pasado a un segundo plano con el 15m. Ahora, un diálogo que antes no existía, el de la ciudadanía, ha puesto sobre la mesa nuevos temas de debate hacia los cuales los políticos y los medios de comunicación tradicionales muestran incomprensión, rechazo o indiferencia. En ningún momento da la impresión de que entiendan lo que está pasando, ensimismados como están en su diálogo de palabras gastadas: izquierda, derecha, antisistema, rojos, fachas, grises, maquis, monárquicos, republicanos. Parece repetirse la vieja historia: se produce una transformación y los últimos en darse cuenta son quienes solían pensar que eran importantes. De vosotros y de vuestro empacho de palabras que no nos incumben hemos tenido suficiente. Ahora estamos discutiendo de verdad y queremos que nuestro diálogo fluya sin que lo interrumpáis. Nuestro futuro está en juego.Muchos aún no se han enterado de que esto no era por las elecciones. Insisten pidiendo análisis, valoraciones, etc. Eso hace que esta semana sea el momento de dar un golpe en la mesa y que la clase política y financiera sepa que hemos venido para quedarnos. Sabemos que somos el motor de un cambio global. Demostrémoselo. En Londres, mucha gente está comenzando a movilizarse para reclamar a sus políticos y banqueros democracia real ya. Lo mismo pasa en Italia y en Francia. En Estados Unidos se está contactando con los grupos que protestan contra la tiranía de un Wall Street desregulado. Nos hacemos internacionales y es ya cuestión de tiempo que nuestra (R)evolución llegue a todos los lados. En unos meses algún politicucho de Italia, Francia, Inglaterra o país vecino hará alguna de las suyas y entonces la ciudadanía de esos países entenderá que no puede seguir así. Evidentemente, todo va a cambiar porque tiene que cambiar. Hemos llegado a un punto crítico y somos suficientes y lo suficientemente maduros como para no confundir ideas e ideologías. No vamos a caer en eso incluso a pesar del ruido de nuestros políticos, prensa y televisión.


Nuestra vida debe estar por encima de cualquier interés político o económico. Luchamos por no sentirnos excluidos de la política, porque la política se convierta en ejercicio de cada ciudadano. Zapatero ha perdido las elecciones. Rajoy las ha ganado. Nosotros seguimos igual. 4 de cada 10 personas han votado al PPSOE. Nosotros seguimos igual. De sus 4, muchos nos apoyan. De los otros, más. Lo que ha empezado en Sol es una batalla porque loscriminales financieros no impongan sus intereses sobre los de la ciudadanía, porque los corruptos no puedan ejercer cargos representativos de ningún tipo, porque quienes se enriquecieron robando nuestro dinero vayan a la cárcel. De nuevo, puro sentido común. No hay izquierdas, ni derechas ni centros. O, mejor dicho, si las hay, han pasado a un segundo o tercer plano. Ahora en el primer plano estamos nosotros.


Lo repito: las protestas de esta semana son el símbolo de la transformación de las prácticas electorales del s. XX. Es una transformación que puede llevar un año, cinco, diez, quince o cincuenta. Por el momento no podemos saberlo. Pero es innegable que de ahora en adelante cobrará una presencia cada vez mayor el diálogo de la ciudadanía sobre el de la clase política. El 15m ha marcado la transformación del significado de la política. Y sin palabras gastadas, ganaremos.

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