sábado, 19 de febrero de 2011

SOBREVOLANDO BAHREIN

 Al principio, el régimen de Bahrein, apoyado en la familia Al Khalifa -más de dos siglos en el poder, de una u otra forma- trató de comprar a los manifestantes. Anunció ayudas de 2.000 euros por familia, pero el chantaje económico ya no servía una vez que la población conocía el precedente tunecino y egipcio y estaba perdiendo el miedo a exigir democracia y libertad en las calles. Después intentó congraciarse con su descontento pueblo lanzando el viejo mensaje de “os comprendemos”, tras la muerte de dos personas durante la represión policial de las primeras protestas, entre el lunes y el martes. El monarca, Hamad bin Issa al Khalifa, anunció una investigación policial e hizo la vista gorda cuando miles de personas tomaron pacíficamente la Plaza de la Perla, en el distrito financiero de la capital, Manama. Pero el miedo del régimen es patente: sólo eso explica que la pasada noche enviara a las fuerzas antidisturbios para asaltar la plaza en una brutal represión que ha dejado cinco muertos, entre ellos una niña de ocho años, 250 heridos, muchos de ellos graves, y 60 desaparecidos, que se sospecha arrestados. Botes de humo, bolas de goma y cañones de agua además de los consabidos bastonazos. Los hospitales están colapsados, y los servicios médicos advierten que muchos presentan heridas en la cabeza. Algunos están en estado crítico, lo que podría elevar el número de víctimas mortales en las próximas horas. Entre los heridos, varios niños.
El único Estado del Golfo contagiado por la primavera árabe vive horas dramáticas. “Nos cuentan que los tanques están tomando las calles de la capital”, explica por teléfono Mohamed al Maskati, responsable del Consejo Juvenil para los Derechos Humanos de Bahrain en tono cansado y profundamente triste. Mohamed estaba en el campamento cuando la carga comenzó. “Eran las tres de la mañana, esperaron a que los acampados estuviésemos durmiendo. Habíamos estado charlando, discutiendo de política, hasta que el cansancio nos venció. Entonces una fuerza policial salió detrás del puente que da a la Plaza y comenzó a disparar. Cuando tratamos de huir en la dirección contraria, nos encontramos con otro grupo de agentes que también nos atacaba. Utilizaron munición real, gas lacrimógeno, balas de caucho… Ahora nos dicen que la policía ha empezado a golpar a todo el que ven en la Plaza, y han comenzado a quemar las tiendas de campaña instaladas”.
Las imágenes que llegan de la Plaza así lo corroboran: columnas de humo blanco y una nutrida fuerza policial que persigue a los escasos manifestantes que no habían huido o habían sido evacuados. Periodistas de Al Jazeera han informado de que durante el asalto participaron helicópteros. Según la citada ONG, las fuerzas de Seguridad -que han instalado checkpoints en toda la capital- impiden a las ambulancias llegar a la Plaza, y los paramédicos rechazan acudir al lugar por miedo a ser atacados, después de que al menos cuatro de ellos fueran asaltados por las fuerzas mal llamadas de Seguridad. El centro pide a los ciudadanos que acudan a la Plaza para servir de escudos humanos y poder evacuar los heridos.

“Dos niños pequeños están ingresados tras haber sido atacados con botes de humo. Otros críos están desaparecidos, estamos habilitando un número de teléfono para que los padres puedan denunciar desapariciones”, explica Mohamed. El activista asegura que en el campamento participaban jóvenes y adultos, ancianos y niños, y que había unas mil personas en el momento de la carga policial. “Por el día éramos más, por las noches muchos se iban a dormir a sus casas para regresar por la mañana”.
El responsable del partido chií Wifaq, en la oposición, que el pasado martes suspendió su participación en el Parlamento en respuesta a las primeras muertes y hoy se ha retirado definitivamente de la cámara legislativa, calificó lo acontecido en declaraciones a Reuters de “terrorismo real. El que haya tomado la decisión de atacar a los protestantes iba a matar”.
En Twitter, los activistas de Bahrein piden a los ciudadanos que acudan al hospital de Salmaniya, el principal de Manama, para donar sangre. “La policía ha cerrado la zona y la gente no puede entrar o salir [del Hospital]”, explicaba un bahreiní a la BBC, algo confirmado por el Centro Juvenil para los Derechos Humanos de Bahrein.

El cuerpo de Alí Abdul Hadi Mushaima, de 20 años, es preparado para su entierro, en Bahrein. (AP Photo/James Lawler Duggan)
Otros activistas contactados por el canal Al Jazeera elevaban a más de un centenar el número de hospitalizados. Otras fuentes hablan de 600 heridos. Finalmente, el Ministerio de Salud elevaba la cifra a casi 250. “Ha sido una represión brutal”, denunciaba una participante identificada como Safa. “Ha sido una masacre”, denunciaba un médico en el mismo canal. “Cuantos más muertos hoy, más desearemos ser mártires mañana”, decía otro manifestante mediante su cuenta twitter.
La violencia con la que el régimen ha sofocado la protesta pacífica promete complicar las cosas a la dinastía al Khalifa. Resulta incomprensible que el régimen suní, secta musulmana que sólo representa al 10% de la población del pequeño emirato, pretenda mantenerse en el poder atacando a su propia población, especialmente cuando se ha caracterizado por discriminar a la mayoría chií del país -casi el 70%- y eso le reporta el rencor de buena parte de sus ciudadanos.
Hasta ahora, los manifestantes pedían reformas democráticas -las prometidas en 2002, cuando el monarca aprobó la Constitución que debía pavimentar la vía a la democracia, olvidadas en los pasados nueve años- y el fin de las torturas policiales, así como mayores libertades, el final de la discriminación hacia los chiíes y respeto por los Derechos Humanos. Tras la muerte de dos bahreinies, el primero el lunes y el segundo durante el funeral del anterior, los ánimos se caldearon, más gente acudió a las calles y las exigencias también aumentaron: los manifestantes pedían la cabeza del primer ministro, el tío del monarca, en el poder desde hace 40 años. Ahora, los activistas anuncian un viernes de la ira  con una marcha en honor de los mártires. Lo próximo será exigir el final de la dinastía. “Cuando murieron los dos primeros activistas el rey pidió perdón. ¿Qué va a hacer ahora que su fuerza ha vuelto a matar, volver a disculparse?”, se interroga indignado Al Maskati. “La gente está enfadada, la palabra ira se queda corta para sufrir lo que sentimos. Ahora sí pienso que éste es el principio de la revolución.
  
Gracias a la torpeza del régimen, que como describe Ramón Lobo en su blog Aguas Internacionales ha cometido los mismos cuatro errores que sus colegas tunecino y egipcio -“bloquear la Red (miedo a acabar como los otros; es decir, se ve fuera del trono); intervención en televisión (la visibilidad en caso de crisis recuerda al pueblo quién es el responsable último); promesa de reformas (suena poco creíble tras años de evitarlas), y ordenar una investigación policial por la muerte de dos manifestantes (proyecta debilidad)- la rabia de los bahreinies aumenta sus posibilidades de éxito.
Los Al Khalifa sí han aprendido una lección: la prensa puede ayudar a acabar con su monarquía. Se rumorea que el aeropuerto de Manama está impidiendo la entrada a periodistas, y es un hecho que los corresponsales de Al Jazeera intervienen en el canal sin identificarse para evitar ser detenidos. Se rumorea que Internet, cuya velocidad ha sido considerablemente ralentizada para evitar que se distribuyan vídeos, y la conexión telefónica sufrirán un apagón en las próximas horas.

El ejército ha sacado los tanques a la calle en Manam, Bahrein. (AP Photo/Hasan Jamali)
Las imágenes que circulan por YouTube muestran muchas protestas y mucha represión policial, no solo en Manama sino en todo el diminuto reino, base de la V Flota norteamericana y reserva de hidrocarburos, lo cual hace improbable que Occidente muestre su rechazo hacia las tácticas de los Al Khalifa. Pero eso no va a disuadir a los manifestantes, como no ocurrió en Egipto o Túnez. “Hemos visto demasiado sobre lo que puede hacer este Gobierno”, advierte Mohamed al Maskati. “Ahora es el momento de seguir protestando. Lo haremos pacíficamente, pero seguiremos en las calles”. Si los tanques desplegados hoy por el régimen trata de impedirlo, el mundo será cómplice de la matanza. “Ya no se trata de pedir reformas, sino de acabar con un régimen que mata a sus ciudadanos”, explicaba un bahreiní mediante la red social.

6 comentarios:

  1. Barbarie, represión y un país que exige democracia. Aquí no lo van a tener tan "fácil" como en Egipto...
    Es un despertar del mundo árabe a la sinrazón de tantos años.
    Un beso capitán, porque es un post magnífico.

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  2. Muchas gracias Towanda,

    un beso del Capitan

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  3. Siempre intentando que fuera no se vea, que nadie sepa o al menos que sepan lo que políticamente el poder quiera pasar fuera de sus fronteras, bloquear los medios de comunicación e impedir que la prensa nos informe es de mentes cerradas y temerosas de perder poder. Matanzas crueles y sin sentido
    Un grandísimo abrazo con esperanza

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  4. Si Renacer, habeces lo muestro parece una maldición.

    un abrazo

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  5. la lucha sin control lleva a la represion organizada , la lucha controlada lleva a ganar la batalla ( para reflexionar )

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  6. Muy bueno,Hawai, Séneca tambien decía que el trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores.


    buen viento y mejor botin

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